Cuando le des a alguien que pasa necesidad, no hagas lo que hacen los hipócritas que tocan la trompeta en las sinagogas y en las calles para llamar la atención a sus actos de caridad. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que esa. (Mateo 6:2)
¿Qué recompensa prefieres: la que viene de los hombres o la que viene de Dios? ¿Estás consciente que es tu motivación la que determina de quien recibes tu recompensa? ¿Cuántas buenas obras, comenzando con tus responsabilidades, se han quedado sin recompensa divina por hacerlas con una motivación o actitud incorrecta?
Para profundizar: 1Co.9:24-27; He.11:24-26