lunes, 18 de junio de 2018

Descansar o persistir hasta el hartazgo

María, estaba comprometida para casarse con José, pero antes de que la boda se realizara, mientras todavía era virgen, quedó embarazada mediante el poder del Espíritu Santo. José, su prometido, era un hombre bueno y no quiso avergonzarla en público; por lo tanto, decidió romper el compromiso en privado. Mientras consideraba esa posibilidad, un ángel del Señor se le apareció en un sueño. «José, hijo de David —le dijo el ángel—, no tengas miedo de recibir a María por esposa, porque el niño que lleva dentro de ella fue concebido por el Espíritu Santo. Y tendrá un hijo y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». (Mateo 1:18-20)
Al igual que María con José, ¿tú también dependes de Dios para que intervenga en la relación cuando en el desacuerdo llegan a un punto muerto? ¿Le pides a Dios que intervenga? ¿Descansas en Dios o tratas en tus fuerzas persistir en el asunto hasta el hartazgo?